12 mar 2014

Terapia


Si no escribo tiemblo,
como si las palabras estuvieran tan ansiosas por salir
que no le importaran si es en código morse.

Pero son demasiadas,
y mi esfuerzo por ordenarlas será inútil.

Algunas quiero escupirlas,
otras soltarlas despacio,
suavemente,
y no consigo ninguna de las dos cosas.

Aprieto los dientes y me tiemblan las piernas.
Sujeto las piernas y me tiemblan los dientes.

Y sigo con mi terapia escrita
para el insomnio, la tristeza, la euforia y la locura.
Sigo escribiendo.


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