7 jun 2014

Respuestas fisiológicas


El cuerpo...
esa máquina que no entiendo,pero que es mía,
que soy yo.

Cambia, enferma, me frena.
Cambio, enfermo, la acelero...

Todo tiene un límite,
yo lo tengo
y él me lo marca.

Él que soy yo.
y yo que soy él.

Mis venas, mis tendones, mi hígado, mi corazón, mis reservas de serotonina
me dicen que todo tiene un límite.

Y yo lo sé.
Él me lo dice, y yo lo escucho,
yo lo sé,
pero no quiero oírlo.

El tiempo se acaba,
lo adioses se duplican en exponencial,
los abrazos se intensifican,
y mis células receptoras de presión y de calor,
y mi cerebro,
y yo,
sabemos que esto se acaba,
que estamos en la "a" de adiós,
y que todavía queda mucho, pero mucho de despedida.

Las lágrimas aún se aguantan dentro,
pero acabarán rebosando,
lo saben mis lagrimales y lo se yo.

Reto a mi memoria a que sea capaz de guardarlo todo,
de almacenarlo para siempre.
Y aunque sé que es imposible, sigo y sigo rogándoselo cada noche a cada neurona,
a cada dendrita,
a cada axón.

Mi cuerpo es mi frontera,
pero ya sé que no vivo sólo en mí.
Estoy en cada mirada,
en cada risa,
en cada vaso,
en cada Marcelina.

Vivo en ellas y ellas viven en mí.
En mi mente,
en mi cuerpo,
en el oxígeno que compartimos,
en la saliva.

Estamos aquí, lo hemos conseguido,
de verdá!


No hay comentarios:

Publicar un comentario